Si la técnica resultara incorrecta (subcutánea, no queda pápula, se extravasa una cantidad considerable), se debe repetir a una distancia mínima de 10 cm.
De existir efectos adversos, son siempre de tipo local: dolor, prurito, vesiculación, ulceración o necrosis.
De producirse vesiculación o necrosis, debe registrarse siempre.
Su repetición no induce sensibilidad, por lo que puede realizarse las veces que sea necesario.
El embarazo no es una contraindicación.
Para evitar falsos negativos de la prueba, y en caso de estar indicada la administración de una vacuna de gérmenes vivos al mismo tiempo que la inoculación del PPD, o se realizan las dos inoculacións el mismo día, o se administra la vacuna 6 semanas después del PPD (valorando la necesidad de cada una).
La vacunación previa con BCG nunca es una contraindicación para la prueba de la tuberculina; sin embargo, hay que tenerlo en cuenta en la interpretación de los resultados porque se puede producir una reacción falso-positiva.
El PPD RT-23 debe almacenarse en la nevera a una temperatura entre 2 y 8 ºC. Nunca se debe congelar ni exponer directamente a la luz.
Se recomienda que los viales de tuberculina usados no se guarden más de 2 días, y se indicará siempre la fecha de apertura. Aun así, conviene destacar que en recientes estudios se comprobó la efectividad y la asepsia de los viais abiertos semanas antes de su empleo.
Si hay heridas en la piel que pueden interferir en la localización del lugar de inoculación (psoríasis), marcar la zona de inyección rodeándola con un círculo.
El fenómeno booster, que es la capacidad que tiene el sistema inmunitario para reaccionar frente a la tuberculina, puede aparecer provocando una reacción positiva al repetir la prueba. Este fenómeno puede inducirse incluso después de un año de la prueba.
La prueba de la tuberculina no es necesaria en personas con una prueba positiva previa bien documentada.